Clemente de Alejandría El Instructor Libro III

cuyo atavío no sea el exterior de peinados ostentosos, y de atavíos de oro, o de atavíos; sino que sea el hombre escondido del corazón, en lo que no es corruptible, sí, el ornato de un espíritu afable y apacible, lo cual es de gran precio a los ojos de Dios.”[117]

Tertuliano sobre la oración

excepto en la medida en que no será con presunción si tratamos el tema de acuerdo con el apóstol. En cuanto al pudor en el vestir y en la ornamentación, en efecto, la prescripción de Pedro[113]

Tertuliano a su mujer Libro II

perseverar en su estado matrimonial, y ser santificados, y tener la esperanza de "ganar"[48]

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