Asimismo, (1) ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios maridos; (2) que, si alguno no obedece la palabra, también pueda sin la palabra ser conquistado por la conversación de las esposas;

(1) En tercer lugar, establece los deberes de las esposas para con sus maridos, ordenándoles que sean obedientes. (2) Él habla a saber, de aquellos que tenían maridos que no eran cristianos, que deben estar más sujetos a sus maridos, para que por su conversación honesta y casta, puedan ganarlos para el Señor.

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