Tertuliano contra Marción Libro IV

Ciertamente a Sión trae buenas nuevas, ya Jerusalén paz y toda bendición; Sube a un monte, y allí pasa la noche en oración,[423]

Epístola de Cipriano VII

Porque los apóstoles tampoco cesaban de orar día y noche; y el Señor mismo, maestro de nuestra disciplina y camino de nuestro ejemplo, oraba frecuente y veladamente, como leemos en el Evangelio: "Salió a un monte a orar, y estuvo toda la noche en oración para Dios.”[16]

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