Ellos respondieron.

Probablemente no los judíos que creyeron, sino los opositores en la multitud.

Somos la simiente de Abraham, y nunca estuvimos en cautiverio.

Era el alarde orgulloso de los judíos que eran descendientes de Abraham. Confiaron en su sangre más que en la obediencia al Dios de Abraham. Su lenguaje orgulloso era falso. Su nación había estado en cautiverio por más de seiscientos años, a Babilonia, a Persia, a Macedonia, a Siria, a Roma. Había estado en esclavitud a la idolatría en el tiempo pasado y fue flagelado por Dios con el cautiverio. Estaba en ese mismo momento en esclavitud a Roma políticamente y espiritualmente a los rabinos, a la tradición, a los mandamientos humanos, al orgullo espiritual y al pecado. Están más profundamente esclavizados los que llaman libertad a su servidumbre.

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