Verso 16. Porque no hemos seguido fábulas artificiosas.

El evangelio de Cristo no es una fábula. Sobre eso no hay mito. No hay error ni lugar a dudas.

Cuando dimos a conocer.

Es decir, cuando los apóstoles proclamamos el poder y la venida del Señor, no nos equivocamos. Fuimos testigos oculares. Siendo testigos presenciales, estábamos calificados para testificar, y nuestras calificaciones no son cuestionadas por toda la jurisprudencia ilustrada.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento