Una reprensión tan severa podría provocar contradicción entre los oyentes del profeta: por lo tanto, él procede a indicar la autoridad sobre la que descansa, argumentando por medio de una serie de ilustraciones extraídas de los hechos de la vida común, que todo evento o acontecimiento en la naturaleza implica la operación de alguna causa adecuada para producirla: si, por tanto, ha dicho tal palabra, es porque ha habido una causa suficiente que lo impulsa a hacerlo. Las preguntas, es obvio, requieren en cada caso una respuesta negativa.

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