Se manda a Moisés que labre dos tablas de piedra, semejantes a las que él había quebrado ( Éxodo 32:19 ), y las lleve hasta el Sinaí a Jehová. Se dice que las tablas anteriores ( Éxodo 32:16 ) han sido obra de Dios: en las tablas nuevas sólo la escritura debe ser suya.

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