Entré en tu casa. Jesús muestra el marcado contraste entre Simón y la mujer. Simón le negó el agua; ella le dio sus lágrimas [que Agustín llama la sangre de su corazón. ]. Simón no lo saludó con un beso; ella besó sus pies. Simón se negó a proporcionar aceite para su cabeza; cubrió sus pies con perfume caro. Simón trató a Jesús como a un siervo; ella lo trató como a un rey. [El agua para los pies, el beso y el aceite para la cabeza eran la etiqueta normal en esa parte del mundo.]

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Antiguo Testamento