Salmo 45 introduce al Mesías y, como veremos, lo cambia todo. No sé, por muy interesante y lleno de energía brillante que sea el salmo, tenga mucho que notar sobre él, en razón de que su fuerza es tan clara. Se notará que es el Mesías en juicio y tomando el trono. Él ya había probado que amaba la justicia y odiaba la iniquidad era apto para gobernar.

Se le saluda como Dios. Sin embargo, Sus discípulos (el remanente) son llamados Sus compañeros (comparar Zacarías 13:7 , donde se le ve humillado y herido, pero reconocido como compañero de Jehová). Temo que la reina es Jerusalén. Tire y otros la poseen con regalos. Ella es recibida gloriosamente en las cámaras del rey mismo.

Esto, comprendo, es la fuerza del interior. Ella está en la relación más cercana con el rey. Las vírgenes sus compañeras son, supongo, las ciudades de Judá. La gloria de Israel ya no son sus padres. La presencia del Mesías (el cumplidor de la promesa) ha eclipsado a los depositarios de la promesa de antaño. En lugar de padres, tienen hijos para ser hechos príncipes en todas las tierras. La venida del Mesías en gloria y juicio traerá el pleno triunfo y gloria, entre las naciones, de Jerusalén y del pueblo judío. El salmo está lleno de Mesías, y exclusivamente, pero como hombre, y solo se alude a Dios como su Dios. Pero el Mesías es Dios.

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