Entonces Pedro abrió la boca y dijo: En verdad he llegado a comprender que Dios no tiene favoritos, sino que en toda nación el que le teme y obra con justicia le es grato. En cuanto a la palabra que Dios envió a los hijos de Israel, anunciando la buena noticia de la paz por medio de Jesucristo, este es el Señor de todos vosotros sabéis lo que sucedió en toda Judea, después del bautismo que predicó Juan, vosotros sabéis de Jesús de Nazaret, de cómo Dios lo ungió con el Espíritu y con poder, de cómo anduvo sanando a todos los que estaban bajo el dominio del diablo porque Dios estaba con él; somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén.

Y lo tomaron y lo colgaron en un madero. Este fue a quien Dios resucitó al tercer día y lo hizo manifiesto, no a todo el pueblo, sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros que estábamos con él y que comimos y bebimos con él después que resucitó. muerto. Y nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que éste es el que Dios ha puesto aparte para ser juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe el perdón de los pecados por medio de su nombre".

Está claro que aquí tenemos solo el resumen más elemental de lo que Pedro le dijo a Cornelio, lo que lo hace aún más importante porque nos da la esencia misma de la primera predicación acerca de Jesús.

(i) Jesús fue enviado por Dios y equipado por él con el Espíritu y con poder. Jesús, por tanto, es el don de Dios a los hombres. A menudo cometemos el error de pensar en términos de un Dios enojado que tuvo que ser apaciguado por algo que hizo un Jesús amable. Los primeros predicadores nunca predicaron eso. Para ellos, la misma venida de Jesús se debió al amor de Dios.

(ii) Jesús ejerció un ministerio de curación. Era su gran deseo desterrar el dolor y la tristeza del mundo.

(iii) Lo crucificaron. Una vez más se destaca para el que puede leer entre líneas el puro horror de la crucifixión. Eso es lo que el pecado humano puede hacer.

(iv) resucitó. El poder que estaba en Jesús no debía ser derrotado. Podía conquistar lo peor que los hombres podían hacer y al final podía conquistar la muerte.

(v) El predicador y maestro cristiano es testigo de la resurrección. Para él, Jesús no es una figura en un libro o de quien haya oído hablar. Es una presencia viva a quien ha encontrado.

(vi) El resultado de todo esto es el perdón de los pecados y una nueva relación con Dios. A través de Jesús, la amistad que debería haber existido siempre entre el hombre y Dios, pero que el pecado interrumpió, ha amanecido en la humanidad.

LA ENTRADA DE LOS GENTILES ( Hechos 10:44-48 )

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