Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: "Ven ahora, volvamos y visitemos a los hermanos en cada ciudad en la que predicamos la palabra del Señor, para que veamos cómo les va". Bernabé quiso llevar consigo a Juan, que se llamaba Marcos; pero a Pablo no le pareció bien llevar consigo a uno que los había abandonado en Panfilia y no había ido con ellos a la obra. La diferencia de opinión era tan grande que los separaron y Bernabé se llevó a Marcos consigo y se embarcó rumbo a Chipre; pero Pablo escogió a Silas y se fue cuando fue encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. Pasó por Siria y Cilicia fortaleciendo las iglesias.

Paul era un aventurero nato y nunca podía permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Decidió retomar el camino; pero los preparativos del viaje terminaron en una trágica ruptura. Bernabé deseaba llevarse a Juan Marcos, pero Pablo no quería tener nada que ver con el hombre que había hecho el papel de desertor en Panfilia. La diferencia entre ellos era tan marcada que se separaron para nunca volver a trabajar juntos. Es imposible decir si Bernabé o Pablo tenían razón.

Pero esto es cierto, Mark fue sumamente afortunado de tener un amigo como Barnabas. Al final, como sabemos, Marcos se convirtió en el hombre que se redimió a sí mismo. Bien pudo haber sido la amistad de Bernabé lo que le devolvió a Mark su respeto por sí mismo y lo hizo decidido a hacer el bien. Es una gran cosa para un hombre tener a alguien que cree en él. Bernabé creía en Marcos y al final Marcos justificó esa creencia.

El segundo viaje misionero

La narración del segundo viaje misionero de Pablo, que lo ocupó durante unos tres años, se da en la sección de Hechos que se extiende desde Hechos 15:36 hasta Hechos 18:23 . Comenzó desde Antioquía. Pablo primero hizo un recorrido por las iglesias de Siria y Cilicia.

Luego volvió a visitar las iglesias de las regiones de Derbe, Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia. Siguió un período en el que no pudo ver su camino claro ante él. Ese tiempo de incertidumbre terminó con la visión de Troas. De Troas, Pablo pasó a Neápolis y de allí a Filipos. De Filipos pasó a Tesalónica y Berea. De allí fue a Atenas y luego a Corinto, donde pasó unos dieciocho meses.

De Corinto viajó a Jerusalén pasando por Éfeso y finalmente de regreso a Antioquía, su punto de partida. El gran paso adelante es que con este viaje la actividad de Pablo traspasa Asia Menor y entra en Europa.

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