17. Vosotros todavía estáis en vuestros pecados, porque aunque Cristo, por su muerte, expió nuestros pecados, para que nunca más nos sean imputados en el juicio de Dios, y tiene

crucificó a nuestro viejo hombre, para que sus lujurias ya no reinaran en nosotros, (Romanos 6:6;)

y, en fin, tiene

por la muerte destruyó el poder de la muerte, y el mismo diablo, (Hebreos 2:14;)

sin embargo, no habría habido ninguna de estas cosas, si no hubiera salido victorioso al levantarse nuevamente. Por lo tanto, si la resurrección es derrocada, el dominio del pecado se establece nuevamente.

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