Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Se sigue correctamente que, si Cristo no ha resucitado, todavía estamos en nuestros pecados; porque 1. si Cristo no ha resucitado, entonces la fe en un Cristo resucitado, que es la base de la justificación, es falsa; pero una fe falsa no puede ser principio y fundamento de la remisión de los pecados y de la verdadera santificación. 2. Si Cristo permaneció en la muerte, fue vencido por ella, y su muerte fue ineficaz para la remisión de los pecados; porque si por su resurrección no pudo vencer la muerte, tampoco pudo vencer el pecado, porque es más difícil y más pesada la tarea de vencer que vencer la muerte. Si esto es así, el pecado no está completamente abolido, si su pena no es la muerte.

3. La resurrección de Cristo es la causa de nuestra justificación. (Romanos 4:25). Ahora que se elimina la causa, se elimina el efecto. Si, pues, la resurrección de Cristo no es un hecho, tampoco lo es nuestra justificación de los pecados, y por consiguiente todavía estamos en nuestros pecados anteriores.

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