15 Y si sabemos, esta no es una repetición superflua, como parece ser; por lo que el Apóstol declaró en general con respecto al éxito de la oración, ahora afirma de manera especial que los piadosos oran o no piden nada de Dios sino lo que obtienen. Pero cuando dice que se escuchan todas las peticiones de los fieles, habla de peticiones correctas y humildes, y que son consistentes con la regla de obediencia. Porque los fieles no dan riendas sueltas a sus deseos, ni se entregan a nada que pueda complacerlos, sino que siempre tengan en cuenta en sus oraciones lo que Dios ordena.

Esto, entonces, es una aplicación de la doctrina general para el beneficio especial y privado de cada uno, para que los fieles no duden de que Dios es propicio para las oraciones de cada individuo, para que con mentes tranquilas puedan esperar hasta que el Señor realice lo que oran por ellos y que, al estar así aliviados de todos los problemas y ansiedades, pueden echar sobre Dios la carga de sus preocupaciones. Sin embargo, esta facilidad y seguridad no debería disminuir en ellos su fervor en la oración, ya que el que está seguro de un evento feliz no debe abstenerse de orar a Dios. Porque la certeza de la fe de ninguna manera genera indiferencia o pereza. El apóstol quiso decir; que todo el mundo debería estar tranquilo en estas necesidades cuando haya depositado sus suspiros en el seno de Dios.

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