Esto parece ser de leve consecuencia; pero aun así no fue agregado en vano. Debemos entender que el milagro se confirmó en toda la provincia y la región, porque todos los caldeos sabían que esos tres hombres fueron arrojados al horno, y luego compartieron el dominio imperial y fueron restaurados a sus antiguos honores. Como consecuencia de este evento, el poder de Dios no puede ser desconocido. Fue exactamente como Dios había enviado tres heraldos a través de toda la región, quienes en todas partes proclamaron cómo fueron maravillosamente liberados de la muerte por la interposición especial de Dios. De ahí, también, se entendería cuán inútiles eran todas las deidades que luego se adoraba en Caldea, y cómo esa gran deidad cuya estatua había construido Nabucodonosor había sido despreciada, y cómo el Dios verdadero demostró su consistencia al arrebatar a sus siervos de la muerte.

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