13. Y Moisés dijo al pueblo. Aunque con su bondad característica, Moisés los exhorta cortésmente a tener buena esperanza, sin embargo, no es probable que haya pasado por alto esos gritos malvados con los que vio que Dios fue asaltado atrozmente. Concibo, entonces, que él cumplió con el deber de un maestro fiel al castigar libremente su insolencia, que era intolerable; y dado que habló bajo la inspiración del Espíritu de Dios que lo previene, no hay duda de que Dios mismo reprochó severamente sus blasfemias, para que, por indulgencia, empeoraran. Pero Moisés omite la reprensión, y solo muestra que la bondad amorosa de Dios fue más allá de la impiedad execrable de la gente, dándoles consuelo para calmar su dolor y calmar sus corazones angustiados. Además, al pedirles que no teman y "quedarse quietos y ver la salvación del Señor", él implica que, mientras el miedo tenga posesión de nuestras mentes, están cegados y confundidos en su estupidez para no Recibe la ayuda de Dios. Por la expresión "quedarse quieto", quiere decir "callar"; tanto como para decir que no había ocasión para que nadie moviera un dedo, porque solo Dios los preservaría, aunque estuvieran callados e inmóviles; y esto lo confirma en el siguiente verso, donde Dios promete conquistarlos mientras mantienen la paz. Pero, en mi opinión, no es que los exhorte a que se callen; pero insinúa que solo en Dios habría fuerza suficiente para prevalecer, aunque podrían ser torpes como hombres cautivados. Ahora, los israelitas, cuando, aunque preservados por la mano de Dios, rechazan tanto como sea posible Su gracia ofrecida, son un ejemplo para nosotros cuántas salvaciones repetidas son necesarias para nosotros, para que Dios pueda llevarnos a la salvación perfecta; porque, por nuestra ingratitud, anulamos todo lo que nos ha dado, y por lo tanto deberíamos perecer voluntariamente, si Dios no corrigió nuestra apatía por el poder de Su Espíritu.

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