6. Y el Señor dijo a Caín. Dios ahora procede contra el propio Caín, y lo cita a su tribunal, para que el miserable entienda que su ira no le puede beneficiar en nada. Él desea que se le dé honor por sus sacrificios; pero como no lo consigue, está furioso. Mientras tanto, no considera que por su propia culpa no haya logrado su deseo; porque si hubiera sido consciente de su mal interior, habría dejado de exponerse ante Dios y de enfurecerse contra su hermano inocente. Moisés no declara de qué manera habló Dios. Si se le presentó una visión, o escuchó un oráculo del cielo, o fue amonestado por inspiración secreta, ciertamente se sintió obligado por un juicio divino. Aplicar esto a la persona de Adán, como profeta e intérprete de Dios al censurar a su hijo, es limitado e incluso frígido. Entiendo qué es lo que los hombres buenos, no menos piadosos de lo aprendido, proponen, cuando practican deportes con tales fantasías.

Su intención es honrar el ministerio externo de la palabra y cortar la ocasión que Satanás aprovecha para insinuar sus ilusiones bajo el color de la revelación. (234) En verdad lo confieso, nada es más útil que las mentes piadosas deben ser retenidas, bajo el orden de la predicación, en obediencia a la Escritura, para que puedan No busque la mente de Dios en especulaciones erráticas. Pero podemos observar que la palabra de Dios fue entregada desde el principio por oráculos, para que luego, cuando sea administrada por manos de hombres, pueda recibir la mayor reverencia. También reconozco que el oficio de la enseñanza fue ordenado a Adán, y no dudo que él amonestó diligentemente a sus hijos: sin embargo, aquellos que piensan que Dios solo habló a través de sus ministros, restringen demasiado violentamente las palabras de Moisés. Concluyamos más bien, que, antes de que la enseñanza celestial se comprometiera con los registros públicos, Dios a menudo dio a conocer su voluntad por métodos extraordinarios, y que aquí estaba el fundamento que apoyaba la reverencia por la palabra; mientras que la doctrina entregada a través de las manos de los hombres era como el edificio mismo. Ciertamente, aunque debería permanecer en silencio, todos los hombres reconocerían cuán grande es tal imaginación a la que nos referimos, que disminuye la fuerza de la reprimenda divina. Por lo tanto, como la voz de Dios había sonado previamente en los oídos de Adán, ciertamente percibió que Dios hablaba; entonces también se dirige a Caín.

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