La mayor parte de los intérpretes refieren esta carga a los caldeos y la monarquía de Babilonia; pero desde este punto de vista no lo apruebo, y una buena razón me obliga a disentir de su opinión: ya que cuando el Profeta se dirige a los judíos, y sin ninguna adición llama a su profecía una carga, no hay duda de que se refiere a ellos. Además, su punto de vista parece totalmente inconsistente, porque el Profeta teme la futura devastación de la tierra y se queja a Dios por permitir que Su pueblo elegido y elegido sea tratado tan cruelmente. Lo que otros piensan es más correcto: que esta carga pertenecía a los judíos.

Lo que el Profeta entendió con la palabra משא, mesha, se ha dicho en otra parte. Habacuc luego reprende aquí a su propia nación, y muestra que en vano se resistieron desdeñosamente a todos los profetas de Dios, porque al final descubrirían que su amenaza se cumpliría. La carga, entonces, que vio el profeta Habacuc, fue esta: que Dios, después de haber ejercido una larga paciencia hacia los judíos, sería finalmente el castigador de sus muchos pecados. Ahora sigue:

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