20. Ve, sin dudar nada. La Escritura usa esta palabra a menudo, cuando expresa de qué tipo debe ser la obediencia a la fe. Así que Pablo, en el cuarto capítulo de los romanos, (Romanos 4:19) cuando, cuando elogia la fe de Abraham, dice: Que no dudó cuando el Señor le prometió simiente, ya envejecido y pasado. Esperanza de los niños. Y en el decimocuarto, (Romanos 14:23), en el tratamiento de carnes, condena las conciencias dudosas. Y es apropiado razonar en ambos lados (como se dice) cuando, como se nos lleva de aquí para allá, por supuesto, reuniendo razones contrarias. Pero no debemos seguir a Dios con una duda y vacilación, sino con una mente tranquila y constante. En resumen, el Señor tendrá que atribuirle tanto a él que, cuando lo escuchemos, ya no discutiremos lo que tenemos que hacer, sino que establezcamos con certeza, que eso debe hacerse lo que él ordena. Y seguramente se cumple que su voluntad debe mostrarnos el camino, cuando todas las nubes se alejan, y que debe someter a él todos nuestros sentidos, a obediencia voluntaria, rompiendo todo razonamiento [disputa]; que también se recoge mejor en el siguiente texto. Por la razón se agrega, por qué no es legal que Peter suspenda su juicio en un asunto incierto, porque Dios es el autor del negocio; porque es tanto como debería decirse, que deberíamos contentarnos solo con Dios, para que podamos obedecer su mandamiento. Y por la presente, también se nos advierte que las conciencias de los hombres no deben permanecer calladas, que deben hacer lo que hacen con seguridad, que cuando la Palabra de Dios les enseña, determinan que no hacen nada sin su mandamiento y conducta.

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