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14. Dejamos de decir. Si hubieran pensado que corrió precipitadamente hasta la muerte, no habrían dejado de hacerlo. Por lo tanto, ceden para que no resistan al Espíritu Santo, por lo que entienden que Pablo es gobernado. Porque lo que habían escuchado antes, por boca de Pablo, que él estaba atraído, por así decirlo, por las bandas del Espíritu, estaba completamente fuera de sus cabezas debido a la tristeza que habían concebido; pero cuando se les vuelve a enseñar que era la voluntad de Dios que así fuera, piensan que es ilegal que se resistan por más tiempo. Y con esta brida deben mantenerse todos nuestros afectos, para que nada sea tan amargo, triste o duro, que la voluntad de Dios no pueda mitigar y aplacar. Porque con tanta frecuencia como cualquier cosa que sea dura o afilada se cae, le damos a Dios un pequeño honor, a menos que esta reflexión prevalezca con nosotros, que debemos obedecerle.

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