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9. Cuatro hijas. Esto se agrega para la recomendación de Felipe, no solo para que sepamos que su casa estaba bien ordenada, sino también que era famosa y excelente gracias a la bendición de Dios. Porque, ciertamente, no fue un pequeño regalo tener cuatro hijas todas dotadas del espíritu de profecía. -

De esta manera, el Señor quiso embellecer los primeros comienzos del evangelio, cuando levantó a hombres y mujeres para predecir lo que vendría. Las profecías ya casi habían cesado muchos años entre los judíos, hasta el final podrían estar más atentos y deseosos de escuchar la nueva voz del evangelio. Por lo tanto, al ver que la profecía, que había cesado bastante, ahora que después de mucho tiempo regresó nuevamente, era una señal de un estado más perfecto. No obstante, parece que la misma fue la razón por la que cesó poco después; porque Dios apoyó a los ancianos con predicciones diversas, hasta que Cristo pusiera fin a todas las profecías. - (460) Por lo tanto, se cumplió que el nuevo reino de Cristo debería ser amueblado y embellecido de esta manera para que todos los hombres pudieran saber que esa visita prometida del Señor estaba presente; y también era conveniente que durara pero por un corto tiempo, para que los fieles no esperen siempre algo más, o para que ese ingenio curioso haya tenido ocasión de buscar o inventar algo nuevo de vez en cuando. Porque sabemos que cuando se quitó esa habilidad y habilidad, hubo, a pesar de eso, muchos tipos enfermos de cerebro, que se jactaban de que eran profetas; y también puede ser que la perversidad de los hombres privó a la Iglesia de este don. Pero esa única causa debería ser suficiente, en que Dios, al quitar las profecías, testificó que el fin y la perfección estaban presentes en Cristo; y es incierto cómo estas sirvientas ejecutaron el oficio de profetizar, salvando que el Espíritu de Dios sí las guió y las gobernó, que no derrocó la orden que él mismo estableció. Y, dado que no deja que las mujeres asuman ningún cargo público en la Iglesia, se debe pensar que profetizaron en casa o en algún lugar privado, sin la asamblea común. -

" Adventu suo ", por su advenimiento.

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