28. Padre, glorifica tu nombre. Con estas palabras testifica que prefiere la gloria del Padre a todas las demás cosas, e incluso descuida e ignora su propia vida. Y la verdadera regulación de todos nuestros deseos es buscar la gloria de Dios de tal manera que todas las demás cosas le den paso; porque deberíamos considerarlo una recompensa abundante, que nos lleve a soportar con paciencia todo lo que es irritante o irritante.

Los dos lo he glorificado. Es como si él hubiera dicho, terminaré lo que he comenzado; porque Dios nunca deja la obra de sus manos imperfecta como se dice, Salmo 138:8. Pero como el propósito de Dios es prevenir la ofensa de la cruz, él no solo promete que la muerte de Cristo será gloriosa, sino que también menciona con elogio los numerosos adornos con los que ya la había adornado.

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