29. Que tronó. Fue realmente monstruoso, que la multitud reunida no se conmoviera ante un milagro tan evidente. Algunos son tan sordos que escuchan como un sonido confuso lo que Dios ha pronunciado claramente. Otros son menos aburridos de cuidar, pero aun así le quitan mucho a la majestuosidad de la voz Divina, al pretender que fue un ángel quien habló. Pero lo mismo se practica todos los días; porque Dios habla con suficiente claridad en el Evangelio, en el que también se muestra el poder y la energía del Espíritu, que debería sacudir el cielo y la tierra; pero muchos están tan poco afectados por la doctrina, como si solo procediera de un hombre mortal, y otros consideran que la palabra de Dios es confusa y bárbara, como si no fuera más que un trueno.

Pero surge una pregunta: ¿Esa voz sonó desde el cielo sin ningún beneficio o ventaja? Respondo, lo que el evangelista aquí atribuye a la multitud pertenece solo a una parte de ellos; porque hubo algunos además de los apóstoles que no lo interpretaron tan mal. Pero el evangelista tenía la intención de señalar brevemente lo que comúnmente se hace en el mundo; y es que la mayor parte de los hombres, mientras escuchan a Dios, no lo escuchan a pesar de que él habla con claridad y claridad.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad