7. Lo que hago. Estas palabras nos enseñan que debemos simplemente obedecer a Cristo, a pesar de que no debemos percibir la razón por la cual él desea que se haga esto o aquello. En una casa bien regulada, una persona, el jefe de familia, tiene la única pelea para decir qué debe hacerse; y los sirvientes están obligados a emplear sus manos y pies en su servicio. Ese hombre, por lo tanto, es demasiado arrogante, y se niega a obedecer el mandato de Dios, porque no sabe la razón del mismo. Pero esta advertencia tiene un significado aún más extenso, y es que no debemos enfermarnos por ignorar aquellas cosas que Dios desea que nos oculten por un tiempo; porque este tipo de ignorancia se aprende más que cualquier otro tipo de conocimiento, cuando permitimos que Dios sea sabio sobre nosotros.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad