22. O un becerro o un cordero, que tiene algo superfluo. Aquí se establece una excepción en cuanto a las ofertas de libre albedrío; porque en ellos Dios no rechaza a un animal diminuto, o uno que tiene un miembro contratado o de tamaño excesivo. Y, sin duda, se debe otorgar una licencia mayor, cuando una persona no tiene la obligación de un voto o cualquier otra necesidad. Sin embargo, debemos recordar que ninguna víctima es aceptable para Dios, que trabaja bajo cualquier defecto notable.

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