En consecuencia, los demás, cuando lo encontraron por primera vez, posiblemente la misma noche, dijeron: ἑωράκαμεν τὸν Κύριον; lo cual escuchó con incredulidad, no porque pudiera desconfiar de ellos, sino porque concluyó que habían sido víctimas de alguna alucinación. Nada lo satisfaría sino el testimonio de sus propios sentidos: Ἐὰν μὴ ἴδω … πιστεύσω. La prueba propuesta por Tomás muestra que él había presenciado la crucifixión y que la muerte y sus circunstancias lo habían impresionado profundamente. A él la resurrección le parecía un sueño. Pero todavía se asoció con aquellos que creían en él.

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Antiguo Testamento