Y lo último de todo Ale fue visto de mí también, como de uno nacido fuera de tiempo. Nacido fuera de tiempo es, (1.) según Teofilacto y Teodoreto, despreciable y despreciado, porque los jóvenes que nacen demasiado pronto son generalmente imperfectos, delgados y de tamaño pequeño. (2.) Según Ambrosio y Crisóstomo es intempestivo; es decir, después de que Cristo ascendió al cielo, Pablo nació en Cristo y recibió su Apostolado.

(3.) Según Anselmo, se llama a sí mismo así, porque fue golpeado contra la tierra por el poder divino, obligado y violentamente nacido de nuevo: los jóvenes prematuros son forzados al mundo por la violencia de la naturaleza. (4.) O, como señala S. Anselmo nuevamente, tales nacimientos son de jóvenes medio muertos, y con frecuencia nacen ciegos. Así San Pablo fue herido de ceguera en su conversión. (5.) San Pablo fue expulsado del vientre de su madre, el pueblo de los judíos, y fue enviado, no a sus compatriotas, sino a los gentiles de afuera.

(6.) Baronio ( Annals , AD 44) piensa que Pablo fue llamado así como Apóstol, porque fue hecho Apóstol además de los doce; porque los Senadores en Roma, dice, fueron llamados así, cuando fueron cooptados en el Senado, además del número fijo; pero no se puede decir que San Pablo alude a esto, porque está escribiendo en griego a los griegos, no a los romanos.

De este versículo se desprende que Cristo se le apareció a Pablo, no por medio de un ángel, como piensa Haymo ( Comment. on Apocalypse , c. ii.), sino en persona; no en una visión, como se le apareció en Hechos xxii. 18, ni en trance, como se registra en 2 Cor. xiii. 2, pero en el aire en forma corporal; porque así fue como Cristo se apareció a Cefas, Santiago y los demás Apóstoles; además, si fuera cualquier otro tipo de apariencia, no sería prueba de la resurrección de Cristo. La aparición de Cristo a la que se alude aquí es la de la conversión de Pablo (Hechos ix. 3), cuando vio a Cristo antes de que la luz brillante lo cegara.

Por lo cual parece además que Cristo descendió entonces del cielo, pues, como dicen Santo Tomás y otros, San Pablo escuchó la voz de Cristo hablando en el aire. De donde se sigue de nuevo que Cristo estaba entonces en dos lugares, en el empíreo y en nuestra atmósfera, cerca de Pablo; porque, según los Hechos iii. 21, Cristo nunca ha dejado el cielo más alto al que ascendió. Si Cristo estaba entonces en dos lugares, ¿por qué no puede estar a la vez en el cielo y en la Eucaristía?

Hegesipo ( Excid. Hierosol. lib, iii. c. 2) y otros dicen que Cristo se apareció de la misma manera a S. Pedro en Roma, cuando lo llamó de regreso mientras huía del martirio con las palabras: "Voy a ser crucificado de nuevo".

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento