Debía morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Como blasfemo, sacrílego y opuesto a Dios. S. Agustín dice: "Vean aquí una acusación mayor. Parecía cosa liviana que Él hubiera apuntado al poder soberano: y sin embargo, Él no afirmó nada falsamente; porque Él es el Hijo Unigénito de Dios, y es Rey puesto por Él en el monte de Sion, y ahora daría prueba de ambos, a menos que, cuanto más poderoso era, más paciente escogía ser".

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Antiguo Testamento