¿Qué hombre de vosotros, que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Porque una oveja es un animal simple e insensato que, en busca de pastos, fácilmente se extravía y se extravía del redil, y una vez extraviada no puede volver. De modo que se necesita un pastor que salga y lo busque.

Así nosotros, a causa de nuestras concupiscencias pecaminosas, éramos como ovejas descarriadas, hollando el camino que conduce a la perdición, sin un pensamiento de Dios o del cielo, o de la salvación de nuestras almas. Por lo cual Cristo descendió del cielo para buscarnos, y para hacernos volver del camino de la perdición al que lleva a la vida eterna. Así leemos: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros", Isaías 53:6 ; y otra vez: "Erais como ovejas descarriadas; pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas". 1 Pedro 2:25 .

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