Y José y su madre se maravillaron de las cosas que se decían de él. José, a quien se llama el padre de Cristo, no sólo porque fue su padre adoptivo, y comúnmente se suponía que era su padre natural, sino también porque Cristo le había nacido a él legítimamente en el matrimonio, y de su esposa María; y este matrimonio de José con la Santísima Virgen fue hecho y ordenado por Dios por causa de esta progenie. Así lo dicen San Agustín ( De Cons. Evang. c. I), Beda, Jansenio y otros.

Maravillado. Porque, aunque sabían que Cristo iba a ser el Salvador de Israel, sin embargo, no sabían todo lo que el Espíritu Santo profetizaba aquí acerca de Él por medio de Simeón y Ana, que Él sería una luz que iluminaría a todas las naciones, que Él debería ser " para ruina y resurrección de muchos en Israel", que una espada traspasase el alma de la Virgen, etc. Además, incluso si hubieran sabido estas cosas, se habrían maravillado de que fueran proclamadas en voz alta con tanto entusiasmo y ardor.

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