Y la gloria ... - El honor que me has conferido al admitirme en unión contigo, el mismo honor que les he conferido al admitirlos que me guste la unión conmigo.

Puede ser uno, así como nosotros somos uno - No en la naturaleza, ni en el modo de existencia, porque este no era el tema del discurso, y sería imposible - pero en sentimiento, en principio, en propósito. Evidenciando, como siempre lo habían hecho el Padre y el Hijo, el mismo gran objetivo y plan; no perseguir intereses diferentes, o contrarrestar los propósitos de los demás, o formar partes, sino buscar los mismos fines por los mismos medios. Esta es la unión entre el Padre y el Hijo. Siempre, en la creación, preservación y redención del mundo, el Padre y el Hijo han buscado el mismo objeto, y este debe ser el modelo sobre el cual los cristianos deben actuar.

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