El deber del afecto filial, y de la más pronta y concienzuda ejecución de los deberes relativos, fue enseñado por Jesucristo en medio de las agonías de la cruz; y nadie puede imitar al que no es amable con su madre, y que no, como él tiene capacidad y ella tiene necesidad, provee para suplir sus necesidades.

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Antiguo Testamento