Dad el Espíritu Santo ; este es el don de los dones, que incluye en sí todo el bien necesario. A Dios le encanta que los hombres oren por la mayor bendición que puede otorgar, el Espíritu Santo, que ha prometido a quienes se lo pidan. Si alguno, pues, no la recibe, y no es iluminado, santificado y salvo, es porque no pide con fe y amor esta bendición.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento