mete la hoz ; recoge los frutos de su trabajo. Los hombres en este asunto son colaboradores de Dios. Uno planta, otro riega o cultiva, y Dios da el crecimiento. Lo mismo ocurre con el surgimiento y el progreso de la religión en el alma. Los hombres deben escucharlo, comprenderlo, creerlo y obedecerlo. El poder que los lleva a hacer esto, es de Dios. Para ilustrar aún más la naturaleza progresiva de su religión, su gran crecimiento desde un pequeño comienzo, pronunció la parábola de la semilla de mostaza.

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Antiguo Testamento