Cierra el reino de los cielos ; por vuestras falsas interpretaciones de la ley, y vuestra oposición a mí, su verdadero exponente.

ni entres ; ellos mismos no abrazarían a Cristo, ni, si pudieran evitarlo, permitirían que otros lo hicieran. La maldad del corazón es tan grande que puede llevar a los hombres no sólo a rechazar a Cristo, sino a hacer grandes esfuerzos para inducir a otros a rechazarlo, y así excluirse a sí mismos ya otros del cielo.

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