El juez injusto. El fariseo y el publicano. El rico gobernante

1-8. El juez injusto (peculiar de Lk).

Existe una estrecha conexión con lo que precede. La mención de la Segunda Venida lleva a Cristo a hablar de la necesidad de oración y vigilancia en vista de ella. Las principales lecciones de la parábola son: (1) El deber de la oración continua; (2) la respuesta segura a la oración, si es lo suficientemente persistente; (3) la certeza de que al final Dios mantendrá la causa de sus elegidos contra sus adversarios; (4) una advertencia contra la falta de fe en tiempos de aparente abandono por parte de Dios.
La dificultad moral que en esta parábola parece compararse a Dios con un juez injusto, se resuelve mejor diciendo que, en realidad, Dios no es tanto comparado como contrastado con él. El argumento es: si la justicia puede obtenerse persistiendo incluso de un juez injusto, cuánto más se puede obtener del Autor de toda justicia. Es cierto que se dice que Dios, como el juez injusto, retrasa la justicia. Pero Su motivo es completamente diferente. Su demora se debe al amor, el amor a los santos, cuya fe se propone purificar y fortalecer con mucha espera, y el amor a sus adversarios, a quienes les da un espacio para el arrepentimiento antes de que llegue el día de la venganza.

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