Llegaron un león y un oso. No ambos juntos, sino en diferentes momentos. Salí tras él y perseguí a la bestia. Cuando se levantó contra mí, se volvió contra mí; Lo agarre por la barbaTenía la resolución y la fuerza suficientes para acercarme a él y, agarrándolo por el pelo de la barba, lo golpeé y lo maté en el acto. David no dice con qué instrumento hizo esto; pero probablemente fue con una espada o una lanza. No es improbable pero en esa época, y en esos países, era habitual perseguir, con las armas adecuadas, a aquellas fieras que venían a devorar sus rebaños. Y los viajeros nos dicen que, en este día, un solo árabe, debidamente instruido y armado, perseguirá a un león y, si lo alcanza, lo vencerá. Pero que un joven como David tuviera un valor y una fuerza tan extraordinarios no se puede explicar sino suponiendo, como nos informan las Escrituras, que el Espíritu del Señor estaba sobre él,

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