Los taburetes que Asientos utilizó en esa ocasión. Pero las parteras temieron a Dios, temieron su ira más que la de Faraón y, por lo tanto, salvaron con vida a los niños varones. Las mujeres hebreas están animadas. No tenemos ninguna razón para dudar de la verdad de esto; es evidente que ahora se encontraban bajo una extraordinaria bendición de aumento, que bien puede suponerse que tuvo este efecto, que las mujeres tuvieron un parto rápido y fácil, y que las madres y los niños, al ser ambos animados, rara vez necesitaron la ayuda de parteras: de esto, estas parteras se dieron cuenta, y concluyeron que era el dedo de Dios, por lo que se animaron a desobedecer al rey, y con esto justificarse ante el faraón cuando él las llamó a rendir cuentas por ello.

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