¿Quién como tú, oh Señor, entre los dioses? Así llamado; los ídolos o príncipes. A la maravillosa relación antes mencionada, le sucede una maravillosa expresión de alabanza. ¿Y cómo, de hecho, podría el escritor evitar ser transportado y sacado, por así decirlo, de sí mismo al ver semejante maravilla? Bien podría describir a Jehová, que lo realizó, como glorioso en santidad en justicia, misericordia y verdad; Temeroso en alabanzas Un Ser que debe ser alabado con la más profunda reverencia y la más exaltada adoración.

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