Mi hijo Así lo llama, para demostrar que esta severa inquisición y sentencia no procedía de ningún odio a su persona, a la que amaba como un padre ama a su hijo, y como un príncipe debe hacer a cada uno de sus súbditos. Da gloria al Señor Dios de Israel. Como lo has deshonrado en gran manera, ahora tómate la culpa y atribuye a Dios la gloria de su omnisciencia al conocer tu pecado; de su justicia al castigarla en ti y en otros por tu causa; de su omnipotencia, que fue obstruida por ti; y de su bondad y fidelidad para con su pueblo, que fue eclipsada por tu maldad; todo lo que ahora será evidente por tu pecado confesado y castigado.

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