Ver. 19. Y Josué dijo a Acán: Hijo mío, etc.— La compasión y la clemencia son la porción de las grandes almas. Tan pronto como el criminal fue conocido y llevado ante Josué, ese líder misericordioso y generoso lo exhortó, antes de todas las cosas, y con toda la moderación que corresponde a un juez, cuyos decretos nunca deben dictar la pasión y la malicia, a dar gloria a Dios; es decir, usar la expresión de la Crónica samaritana, alzar los ojos al Rey del cielo y de la tierra; y confesar que nada se le oculta y que conoce los secretos más profundos. Para dar gloria a Dios y confesar las faltas,fue lo mismo; porque Acán no podía confesarlo sin rendir homenaje a la omnisciencia, el poder y la justicia del Señor.

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