¡Ay de la ciudad sangrienta! Aquí Dios muestra la causa de su destrucción en Nínive y el derrocamiento del imperio asirio. Y, en primer lugar, se declara que Nínive era una ciudad en la que abundaban los actos de crueldad y con frecuencia se derramaba sangre inocente; que también estaba lleno de engaño, falsedad y rapiña; aumentando injusta y continuamente sus riquezas con el saqueo de los países vecinos, que no les había hecho ningún daño.

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