Eligiendo más bien sufrir aflicción,Tres meses después del nacimiento de Moisés, quedó expuesto en un lecho de juncos en el río Nilo. Cuando llegó la hija del faraón y supuso que era uno de los niños hebreos, lo encomendó al cuidado de una nodriza de esa nación. Cuando creció, la hija de Faraón lo educó y lo adoptó como su propio hijo; y Faraón, al no tener un hijo varón, lo designó para heredero de su reino. Llegado así a la madurez, educado de una manera que enciende el fuego de la ambición y rodeado de dignidad y honor, se negó deliberadamente a ser el hijo adoptivo de la hija del faraón y a tener éxito en un reino tan opulento. Los egipcios que él conocía, por lo que le había sucedido a José, eran tan fanáticos de la idolatría, que no se dejarían persuadir de que la abandonaran: y a menos que él cumpliera con la religión nacional,

Noblemente rechazó la oferta; no sólo rechazó esta oferta, sino que también eligió sufrir con los hebreos, circunstancia que ilustra su carácter. Porque, si hubiera rechazado el reino y elegido la tranquila condición de un súbdito en el valle medio de la vida, su abnegación no habría sido tan grande; y es demasiado raro encontrar a un hombre que prefiera ser oprimido y perseguido, que recibir honra e imponer reverencia.

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