Nuestros padres tenían el tabernáculo del testimonio. Como San Esteban había sido acusado de blasfemar contra el templo, ahora procede a hablar con peculiar propiedad, y con la debida reverencia, de sus lugares sagrados, tal como fueron levantados por una dirección especial de Dios; y, sin embargo, corrige esa extravagante consideración por ellos y la confianza en ellos que los judíos estaban tan dispuestos a entretener.

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