Verso 44. Nuestros padres tenían el tabernáculo del testimonio en el desierto...  Es decir, el tabernáculo en el que estaban colocadas las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, como testimonio de que había entregado estas leyes al pueblo, y de que éste había prometido obedecerlas. Como uno de los grandes propósitos de San Esteban era mostrar a los judíos que dependían demasiado de los privilegios externos, y que no habían utilizado la ley, el tabernáculo, el templo, ni el servicio del templo, para el propósito de su institución, se esfuerza por hacerles comprender esto, para que la convicción les lleve al arrepentimiento y la conversión. Además, muestra que Dios no limitó su culto a un lugar o a una forma. Fue adorado sin ningún santuario en los tiempos de los patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob, etc. Fue adorado con un tabernáculo, o templo portátil, en el desierto. Fue adorado también en el templo fijo proyectado por David, pero construido por Salomón. Afirma además que su infinita majestad no puede limitarse a los templos, hechos por manos humanas, y que donde no hay ni tabernáculo ni templo (en cualquier parte de sus vastos dominios) puede ser adorado aceptablemente por los rectos de corazón. Así demuestra que ni el tabernáculo ni el templo son esencialmente necesarios para el verdadero culto al Dios verdadero. En cuanto al tabernáculo al que San Esteban se refiere aquí, se ruega al lector que consulte las notas, Éxodo 25:8,  Y los capítulos siguientes.

Hablando con Moisés...  ο λαλων, Quien habló , como en la margen que significa el ángel de Dios que le habló a Moisés, o Dios mismo. Consulte Éxodo 25:40.

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