Oh Señor, me has engañado, etc.— Me persuadiste en exceso, y yo me persuadiste en exceso. Nuestra traducción aquí es dura y defectuosa. La ocasión de las palabras fue ésta: el profeta se había encontrado con una gran cantidad de malos tratos por parte de un pueblo ingrato, a cambio del fiel desempeño de su oficio profético. En estas circunstancias calamitosas, él mira a Dios y le ruega a él, el que escudriña los corazones, como su testigo, de que no fue por ninguna ambición propia por lo que había entrado en ese oficio odioso; ver cap. Jeremias 1:6 , etc. ni se había encargado de él por su propia voluntad para reprender a sus compatriotas; pero todo lo que había hecho en ese asunto fue en cumplimiento de una causa divina, y en pura obediencia al mandato divino.

Con gusto lo habría rechazado, pero Dios no lo toleraría; por lo cual, a continuación, dice, hablando al Todopoderoso : Me has persuadido en exceso, y yo he sido persuadido en exceso; eres más fuerte que yo, y has vencido. El pasaje lleva en él una viva idea de la gran modestia y profunda humildad del profeta, al no afectar las cosas elevadas ni los oficios brillantes; pero sometiéndose, sin embargo, a la carga de ellos en obediencia a la voluntad de Dios. Vea el guión de Waterland. Vind. parte. 3: pág. 84.

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