Queríamos ver a Jesús. Esta transacción parece haber sido en la semana de la pascua, cuando Cristo enseñaba diariamente en el templo, pero se retiraba a Betania por la noche con sus discípulos. De modo que verlo, ιδειν, no puede significar apenas ver su persona, lo que podrían haber hecho con el resto de la multitud mientras él les enseñaba; y en consecuencia, no podía haber ninguna razón para que se dirigieran a Felipe por ese motivo, o para que él informara a Andrés, y para que ellos volvieran a familiarizar a Jesús con tal solicitud. Sin embargo, no es improbable, a partir de las circunstancias de la narración, que esta solicitud se hizo en el templo, al encontrarse con Felipe allí; y que lo que deseaban era una admisión a Jesús de tal manera que lo escucharan perfectamente y estuvieran plenamente informados de su doctrina.

De hecho, no se dice expresamente si esta solicitud fue concedida o no; pero es muy razonable suponer que lo fue: porque como no fue el efecto de la mera curiosidad, siempre que nuestro Salvador se encontraba con una disposición en alguna persona para recibir sus instrucciones, siempre estaba dispuesto a alentarlo.

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