Porque Jesús sabía desde el principio: Nuestro Señor insinúa que sabía quién creería en él entre la vasta multitud de sus oyentes; y más particularmente, que sabía quiénes continuarían sus discípulos entre los que lo habían profesado, incluso desde que lo asistieron por primera vez; y que incluso entre sus apóstoles sabía quién lo iba a traicionar; y que, en consecuencia, al elegirlo no fue culpable de ninguna indiscreción, ya que, al continuarlo entre los apóstoles, mostró que no hizo nada en sus mayores intimidades que fuera culpable. De este versículo se desprende claramente que Dios prevé contingencias futuras:

Pero su presciencia no causa la culpa, Que no menos había probado cierta, desconocida.

Ver Juan 6:71 .

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