E inmediatamente se enderezó: El gran favor que se le concedió tan repentinamente, llenó a la mujer de admiración y gratitud; tanto que ella inmediatamente ofreció acción de gracias a Dios. Cuando nuestro bendito Señor llevó a cabo este benevolente milagro sin ninguna solicitud, nos brinda una excelente idea de su misericordia y bondad amorosa. El tiempo que había continuado su debilidad es una fuerte prueba de que no pudo haber habido connivencia; y la manera instantánea en que se remediaba un desorden tan inveterado e incurable, indica la naturaleza divina de quien lo realizó.

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