El Señor es un hombre de guerra. - La franqueza y la audacia del antropomorfismo es marcadamente arcaica y nuestros traductores la retienen sabiamente. ¡Cuán turgentes y, sin embargo, débiles son el samaritano, "valiente en la batalla", y la LXX, "triturador de guerras", en comparación!

El Señor es su nombre. - En el mismo nombre, Jehová, está implícito todo poder, todo poder y, por tanto, necesariamente la fuerza para prevalecer en la batalla. El nombre, que significa "el Existente", implica que nada más tiene existencia real independientemente de Él; y si no existe, entonces necesariamente no hay fuerza.

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